¡Buenos días! Llegó Febrero y con él una nueva edición de las Jornadas Carmen Conde, organizadas por la Asociación de Mujeres Amanecer, de Barrio Peral. El jueves 29 celebramos el Certamen de Relatos y el ganador, Joaquín Campillo, generosamente nos ha enviado su texto para que todos lo podamos disfrutar. Por las Doritas que luchan contra la soledad no deseada, allá va.
DORITA
Tiene la mano sobre el pomo de la puerta, cuando suena el móvil. Uno de los antiguos, no inteligente, pero le sirve, para las llamadas que recibe. Es Dorita, quien llama, una buena y reciente amiga, acompañante y alumna de la clase de bordado. Fue quien le sugirió impartirla para que compartiera su maestría. Estos encuentros se iniciaron después de aquella tarde, triste como todas, de las que tantas pasaba, sola, volteando en su cabeza la lluvia de recuerdos, las ausencias impuestas por la muerte de sus seres queridos, las de sus hijos, voluntarias, en la lejanía de sus vidas. Y determinó poner fin a esto con una solución, amasada durante tiempo en su cabeza, así fue:
La tarde es plácida, agarra su inseparable compañero. Antes tenía dos, pero al perro se le acabaron las carantoñas que profirió durante catorce años. Por esta circunstancia, solo le queda su soporte: el andador. A pesar de que camina bien, fue un consejo médico por seguridad. Toma su ruta habitual, despacio, las manos en el soporte y los dedos prestos al freno. En la esquina, una señora con perro mira a los lados, mientras hurga en el bolso, parece que no tiene modo ni manera de recoger los excrementos del animal; se prepara para disimular su falta. Al llegar a la plaza, otra mujer anciana, que porta un vaso de cartón, se le acerca y lo presenta a modo de petición; no entiende lo que balbuce, le deposita una moneda y sigue. En un banco, una pareja de jóvenes derrocha arrumacos, luego, cuando se marchan, él se cubre tras chica a la espera de que cese su erección. Entonces, ella piensa cómo, en sus tiempos, eran los galanteos. Llegada a un paso de cebra, se alerta, porque para una persona de su edad hay riesgo, si el que transita va bebido, fumado o distraído, y las terribles furgonetas de reparto vuelan a destajo. Ella no quiere una lesión a medias, ni una prolongada agonía. Por fin, alcanzó su meta, el puerto. Tenía visto un rincón solitario, alejado de las terrazas y zonas de paso. Allí se sienta, mira, piensa y piensa, siempre lo mismo. La brisa le reconforta e incrementa el lagrimeo de sus ojos, pero no calma su amargura interior. El sol abandona su labor, desciende besando con sus rayos el horizonte. Refresca, siente un escalofrío en su cuerpo y en su alma. No hay nadie cerca del cantil, solo alguna gaviota que busca restos abandonados por los pescadores. Podría ser su momento. ¿Qué le ata a este mundo, si solo se acuerdan de ella un par de veces al año y el cumplido es telefónico?; unos escasos minutos de conversación.
Está claro, se levanta del andador y camina hacia la orilla, decidida. Ya las lágrimas resbalan por los surcos de su cara, las recibe el pañuelo que saca de la manga. Un paso más. En un momento, la mano, sobre el pecho, presiona la medalla que le regaló su hombre, el que compartió vida e hijos. Ya ve próximo encontrarse con él. En verdad, no está convencida del todo, pero sigue adelante; otro paso más. De pronto, la sobresalta una voz y un himno que, por megafonía, procede de algún buque militar. Las farolas del puerto se encienden. Da otro paso. Decidida llega al filo. Aparta el andador y cuando se inclina, una mano la sujeta y escucha una voz que le dice: «Entornando los ojos, si quisieras verías… verías el lado bueno de lo que has vivido y lo que te queda por vivir, verías lo útil que es ayudar, entregarte a un nuevo ideal, por pequeño que sea». Cuando se vuelve se abrazan. La mujer que la retuvo sigue hablando: «Verás como, al final, alguien te devuelve el tiempo que tú le dedicas, verás sonrisas, compañía, volverás a respirar, de nuevo, el aire de la amistad…».
Fue la primera vez que vio a Dorita.
(Por diversos motivos, en 2022, se suicidaron cuatro mil trescientas personas; mil trescientas eran mayores de sesenta y cinco años).
10/02/2024
Primer Premio Taller Literario de las Jornadas de Carmen Conde. Asociación de Mujeres Amanecer. Bº Peral.