Y como es miércoles, nos apetece otro relato de Basilio Jorquera, del Bazar de Letras del Centro Cultural. Este resumen del desamor con narrador protagonista unisex fue premiado la semana pasada en el Certamen de Relato, Poesía y Microrrelato que organizamos desde la Universidad Popular.
ANTES
DEL ODIO
Me
molestan tus andares cuando cruzas una calle o cuando te encaminas
hacia mí. Me molesta la forma que tienes de coger el cuchillo y el
tenedor para llevarte la comida hacia la boca. Me molesta que
suspires a mi lado cuando estamos viendo una peli en el sofá de
casa, un domingo por la noche. Me molesta tu respiración cuando
cierro los ojos, cuerpo con cuerpo, e intento dormir tras un día
agotador. Me molestan tus disertaciones sobre política cuando
coincidimos a la hora de la cena y compartimos viandas, televisión,
mesa y mantel. Me molesta que eches primero el azúcar a la taza,
previo paso de echarte el café con leche, todas las mañanas, antes
de que siquiera haya empezado el día. Me molesta el ademán que
haces para sacar el tabaco del bolsillo, poner el cigarrillo en la
boca, encenderlo y guiñar un ojo para darle la primera calada. Me
molesta que te moleste que le dé un euro a cada gorrilla que me voy
encontrando por las calles de esta ciudad. Me molesta que mires la
hora del reloj, para controlar el tiempo, cuando entramos en un
concierto, en el teatro o en el cine. Me molesta que no hagas tú la
cata del vino, y delegues en mí, cuando lo pedimos en un
restaurante. Me molesta la forma diplomática que tienes de no
pagarle el periódico el domingo al del quiosco, para abonárselo
al martes siguiente. Manías que tengo, es la excusa que me pones
cuando te pregunto por qué lo haces. Me molesta que no te gusten los
chiquillos, que no te enternezcan, que los veas como un mal menor por
el que tienen que pasar todas las parejas para consolidar su
relación. O para dar a entender a los demás que al tenerlos, ya son
una pareja estable. Me molesta que te eches uno tras otro, sin parar,
los cacahuetes a la boca cuando nos los ponen al pedir una cerveza en
una terraza del centro. Me molesta que te hurgues la boca con un
palillo cuando se te queda alguna hebra de carne entre los dientes,
después de haberte comido un solomillo. Me molesta que prefieras
los tenis a las chanclas en pleno mes de agosto. No te das cuenta de
que te huelen los pies, cari. Me molesta que no me beses de la forma
en que lo hacías antes cada vez que nos despedíamos, si no nos
íbamos a ver durante un cierto tiempo. Me molesta que no recojas la
fregaza por la noche y lo dejes para el día siguiente. Mañana será
otro día, dices con una frase que ya has convertido en letanía. Me
molesta que te quedes durmiendo con la radio puesta y no pienses un
poco en mí y te pongas el pinganillo para preservar mi sueño y mi
descanso. Me molesta que prefieras abrir las ventanas a poner el aire
acondicionado cuando cae a plomo la canícula en pleno mes de agosto.
Me molesta que te rías más con los sketch de Mota que con los de
Faemino y Cansado. Me molesta incluso el ruido que haces al vivir.
Pero lo que más me molesta es que el ardor en nuestra relación se
vaya apagando como un incendio al que sorprende una lluvia de verano
y ya, no podamos hacer nada para evitarlo.
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