12 junio 2023

 ¡Buenos días! ¿Cómo estáis? Notamos cómo se aproxima el verano, el curso ya ha acabado pero seguimos rodeadas de letras, de libros, de recomendaciones literarias... Hoy Milagros Márquez quiere compartir con todos nosotros su relato inspirado en esta portada. Seguro que os encantará.




LA MIRADA

 Ya sé porque me escogió a mí para la foto. Dice que tengo la mirada triste y no es así, yo entera soy triste, nací triste, me crie triste y tengo hambre.

Ese día me di cuenta de que un hombre no dejaba de mirarme, es normal, me pasa muchas veces, se acercan y cerramos el trato. Pero esta vez no fue así, solo me observaba, otro pirado pensé, esta vez estaba equivocada. Se acercó a mí preguntándome si quería ser su modelo para la portada de un libro. ¡Modelo yo! Este quiere descuento.

Hablamos y me llevó a su oficina, pensé que iríamos a la peluquería para arreglarme un poco, comprar bonitos trajes, en fin, la idea que yo tenía de una modelo. Todo lo contrario, me despeinó aún más, me bajó la cremallera del vestido y pensé: por ahí empieza, pero tampoco, muy respetuoso me pidió por favor que me sentara en el suelo en medio de un montón de basura, casi tapada la cara con la mano y con una expresión de susto en los ojos.

Todo lo hice bien menos la expresión. Después de muchos golpes de la vida mis ojos están curados de espanto. Solo pudo sacar de ellos el asombro de encontrarme allí y la tristeza, esa que llevo dentro desde que nací.

Ahora soy una gran modelo. Se valora mi tristeza en un mundo que solo quiere alegría, diversión aunque sea fingida. Lo malo, lo desagradable no existe, lo hemos borrado, hay que disfrutar cada día como si fuera el último, en fin, mensajes de esos que te llegan por las redes sociales. Pero no es real, solo hay que rascar un poco en la sociedad para ver la tristeza, la desesperación a flor de piel.

Han pasado muchos años, estoy sentada en un gran sillón detrás del ventanal por el que penetra el aroma de las flores del jardín, veo los cuadros de mis fotos más famosas en la pared y pienso que la mejor, la más real, la que verdaderamente soy yo, es la primera, aunque ya no tenga hambre y solo me quede la tristeza.


Milagros Márquez

Bazar del Centro Cultural