10 noviembre 2023

¡Buenos días! Tanto tiempo sin pasar por aquí para compartir Letras con vosotros. Hoy nos vamos a emocionar con el relato de M. Dolores Hernández, ganador en el Certamen de Relatos de La Bella Quiteria en Munera (Albacete). 



¡Culpable por haber nacido mujer!


En un lugar de este mundo donde la vida es insegura e inhóspita para la mujer, te veo niña preciosa entre paredes sin colores, tienes el pelo negro como la noche y tu piel es morena como la tierra. Eres feliz chiquilla y vas creciendo en una granja que poseen tus padres, donde abundan los setos de flores amarillas y una oveja rebelde se las come a bocados. Ajena a tu triste destino, te sientes libre como los pájaros y dices algo de volar muy alto, donde deseas que las niñas tengan los mismos derechos que los niños. Tus brazos extiendes en la noche como queriendo alcanzar las estrellas, les hablas de tener alas para llegar a acariciarlas y te inventas una oración que habla de un cielo azul.

Ahora vives con la ilusión de ir haciéndote mayor y ese anhelo escapa y vuela de tu mente, juegas con la fantasía que escondes bajo tus parpados, todo cabe en tus ojos nocturnos. ¡Pero oh chiquilla! por haber nacido mujer, se vislumbra una sombra enredada en tu mirada, que nubla ese ingenuo encanto, que te espera sin tener piedad en tu diminuto cuerpo. Es el estigma de la ablación con su ingrata presencia, es el que te arrebata sin misericordia el derecho al placer sajándolo con el filo de un cuchillo. Tras una violencia sangrante en tan tierno regazo, tras un horrible e inhumano ritual, la dignidad que enarbolan tus derechos ha sido mutilada y un lívido temblor zarandea tu fascinante universo ¿Quién puede ahora volver a redimir este débil cuerpo? Qué amargo es ahora sentirse niña y no poder regresar al punto de partida y seguir viviendo como una flor sin paraíso, donde las alas que tanto anhelabas te las han roto.

Entre el miedo, la opresión y la angustia, tu criatura, has sido humillada y entre matices de oscuridad que esgrimió ese atardecer, te dejas llevar hacia un futuro incierto, porque a los catorce años te dan en matrimonio sin amor correspondido con el hombre equivocado, sin ilusiones, sin gozo, sin virginidad, ya no ves madrugadas tejidas con hilos de grana y oro y tu belleza la ocultas tras un siniestro burka viviendo prisionera y sin rescate adoctrinada en esa jaula. Toda tu silueta es una sombra que no quieres reconocer dentro de él y que te corta el oxígeno.

Tan solo flotan tras una minúscula abertura unos ojos que limitan el paisaje de tu entorno buscando señales en otros ojos en la lejanía de otras voces y otros caminos. ¡Ay chiquilla de pelo negro como la noche, de piel morena como la tierra! la frescura de tu rostro ya no veo, tu aureola de destello ya no me ciega con su fulgor y siendo todavía una niña bebes día tras día un cáliz amargo con sabor a miedo y opresión. Ahora vives como la luna más desamparada, queriendo volver a tener los brazos que velaban tus sueños cuando eras una pequeña encendida de rubores y amparada en el regazo de tu madre.

No fue esto solo tu larga agonía, porque una historia de luto estaba próxima a comenzar. No eras culpable y te acusaron de adulterio y sin un juicio justo condenada a ser lapidada, pediste clemencia ya que lo que realmente en ese día pasó, en el que reinaba la oscuridad, es que fuiste violada. Las manos de bronce del salvaje apretaban tu cuello sin poder escapar de sus garras. Todo llegó a ser inútil, la ciudad amaneció gris, eras inocente y tú dispuesta a morir y el pueblo entero cómplice de esa agonía se congregó alrededor tuyo como verdugos fanáticos que te observaban con odio. La primera piedra, con las huellas de un infame impacto en tu frágil cuerpo, la segunda hizo brotar sangre de la frente y la tercera te rompió la vena de la sien, dando el último suspiro retenido. El destello de luz que emanaba de ti quedó suspendido a su paso por un tiempo demasiado corto que te arrebató la vida. Y cada vez que una de nosotras muere de esta forma, un trozo de nuestro corazón debiera de desgarrarse dentro de él. Así son asesinadas las mujeres por tan injustas leyes en una sociedad machista y fanática en la cual los estúpidos se nutren en su seno, mientras quienes tienen la obligación y el deber moral de poner orden en este mundo miran hacia otro lado.

Esta historia está basada en hechos reales     


Mª Dolores Hernández Martínez

Premiado en el certamen de La Bella Quiteria en Munera (Albacete)

A 1 de Julio de 2023