14 mayo 2019

Buen martes, amigos del blog. Nuestra compañera Pilar nos sigue acompañando con sus relatos y hoy ha querido compartir con nosotras este hilo de esperanza:



Tallado de papel
Mayo.
Un hilo de esperanza

--Dígame, ¿en que puedo ayudarle?
-- ¡Voy a quitarme la vida!
-- ¿Lo ha pensado bien? Mire que no tenemos más que una…
-- ¡No quiero seguir viviendo!
 --Yo se lo digo de todas maneras, el que avisa no es traidor,  para que  no se lamente, cuando ya no haya vuelta atrás.
 --Cómo voy a lamentarlo,  si tengo una vida de mierda.
--Si usted escuchara las desdichas que yo oigo cada noche, pegada a  este teléfono, vería que en todas partes cuecen habas.
--A mí no me consuela que también sufran los otros. A  mí me duele mi dolor.
-- Y a mí, el mío, pero a veces distrae secar  lágrimas ajenas.
--Yo  no estoy llorando, sólo quiero dejar esta vida penosa.
--¿Puedo tutearte?
--Claro.
--Ya tienes pensado como vas a hacerlo…
--Si, me tiraré del viaducto
--¡No, por Dios, no hagas  eso!
--¡Bah!, no Importa la forma, el caso es irse…
--Pues no, se ve que no tienes ninguna experiencia como suicida.
--No estoy para   bromas, voy a colgar.
--Pues  tú te lo pierdes.
--¿Qué me pierdo?
--Mira, chico, yo he  tratado   dos veces  de suicidarme, ¿no crees que podría ayudarte a dar ese pasó de la mejor manera posible?
--No  creo que matarse sea más o menos feo,  eso son sandeces.
--El último acto de la vida debe tener algo especial, ¿no has oído hablar del canto del  cisne?
--No  intentes jugar conmigo, voy a quitarme de en medio, estoy decidido.
--Vale, pero antes, date un gusto, un placer final. Yo  me puse música,  la más linda, y me  preparé un vermú blanco con hielo, lo fui bebiendo a traguitos cortos,  mientras escuchaba mi melodía.
--Y ¿que fue lo que falló?
--El corte fue superficial.
Me desperté medio borracha y perdida de sangre, pero me desperté y aquí sigo.
--Pero volviste a intentarlo.
 --Sí, y no voy a decirte cómo, es demasiado humillante,  eso no  te lo cuento. Pero te aconsejo que busques algo para amenizar la despedida. Esta noche sopla  viento de levante, si te tiras por el viaducto, darás cuarenta tumbos antes de llegar al suelo, te golpearás con los pilares y forjados del puente,  acabarás destrozado, hecho un pingajo.
--¡Cállate!
-- Es así como te digo, deberías buscar otra manera y pensar también en esos últimos  momentos,  que pueden ser la  última felicidad.
--¿La que tú conseguiste en tu segundo suicidio?
--Tomé pastillas, muchas, pero no fueron suficientes.
-Salieron por todos los  orificios de mi cuerpo.  Vómitos, orina,  heces,  lagrimas y vermú, al ritmo de Only You.
 --Te has dado por vencida.
-  Si. Ahora que te he contado mis fracasos, ¿no quieres decirme qué te duele tanto?
–Estoy solo.
 --¡Cómo que estás solo! y yo,  ¿no pinto nada?
-- Tú eres sólo una voz al extremo de un hilo.
 --Oye, que vayas a matarte,  no te da derecho a ser grosero.
--Para mí, la compañía es presencia y calor, tú eres una voz que juega conmigo.
--Te entiendo,  sólo hay una forma de convencerte de que soy real y no juego contigo vente para acá, podemos, entre los dos, preparar un bonito adiós y pensar en formas distintas de morir. Si me convences, te acompaño, nos vamos juntos.
--Y ¿dónde estás,  cerca o lejos,  en este mundo o en el otro?
--Estoy en la calle  Esperanza 7, quinto piso. Puedo mandarte un taxi, si quieres, dime sólo cómo vas vestido y dónde estás.
-- Cazadora marrón y vaqueros,  calle Soledad ,1.
--¿Alto, flaco rubio?
--Flaco, renegrido, desesperado.
--Y ¿te llamas?
-- Félix.
– Casi como el ave fénix…
--La voz  es de Lupe.
Dime, Félix, ¿cual es tu música?
--Fandangos.
-- El taxi es verde, irá muy rápido. Voy preparando el té con albahaca y miel.  Marchando un fandanguillo. No te tardes, chico, que me pesa tu soledad y  la mía.

Pilar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario