24 febrero 2020

¡Buen lunes soleado! El pasado jueves celebramos el Certamen de las Jornadas Carmen Conde en Barrio Peral. Nuestras amigas de la Asociación de Mujeres Amanecer nos acogieron un año más y disfrutamos escuchando sus relatos. Carmen Mengual e Isabel Moreno recibieron un accésit cada una  y la ganadora del Primer Premio fue Milagros Márquez, que ha querido compartir con nosotras su Nostalgia:


 NOSTALGIA

¡Tan cerca estamos del mar y de ti
 callada luna!

Es de nuevo verano. Hacía años que no volvía a esa casa en la que había sido tan feliz. Pero quise hacerlo, lo necesitaba. Tenía que ser en noche de luna llena. Me invade la nostalgia, todo me lo recuerda, pero esta noche mirando la luna le pediré que me devuelva la paz que se llevó con él.

Era nuestro ritual en esas noches sin viento, luminosas, en las que los grillos se quedan afónicos y las plantas levantan sus hojas para recibir el frescor que la ausencia del sol les proporciona.

Noches claras de julio. Tumbados en la arena veíamos difuminarse los colores hasta llegar a alcanzar todas las tonalidades del gris. Gris del mar, gris de la arena, gris del cielo, nunca iguales. Si fuera pintora sabría expresarlo mejor pero no sé ir más allá de ese color que nos unía en un deseo: ver salir ese disco amarillo, distante y frío. Se anunciaba con su brillo sobre un mar al que acariciaba al seguir su camino por el cielo.

Con las manos cogidas esperábamos su llegada que nos bañaba de luz. En esos momentos todo quedaba en calma, hasta los grillos cesaban su canto.

El espectáculo era maravilloso. Con un nudo en la garganta nos dábamos cuenta de lo insignificantes que éramos ante ese poder mágico que tienen las noches de luna llena. Nos imaginábamos su cara redonda mirándonos, ese rostro tallado por las rocas que la han golpeado desde el principio de los tiempos. Permanecía impasible ante la pasión que despertaba en nosotros.

Los hombres antiguos hicieron de ella su diosa, Selene. Para nosotros era la diosa del Amor, de esas noches de entrega en la que se fundían hasta nuestras almas.

Todo eso pasó, pero lo que no desaparecerá nunca es el poder de esa belleza deslizándose sobre el Mar Menor como si fuera otro faro.

Aquella noche bajé a la playa, sola, como ella. Necesitaba consuelo y esperaba encontrarlo allí. Sentía que esa noche tu espíritu vendría a fundirse con el mío como tantas veces, pero unas nubes negras lo impidieron.

Tan cerca estoy del mar, de la callada, señorial y oculta luna, y tan lejos de ti.


1 comentario:

  1. ¿Que comentario se le puede hacer? Milagros es extraordinaria y el Bazar y quienes a él acudimos somos afortunados por contar con ella y sus escritos.¡Enhorabuena Milagros!

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